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RIQUEZA ECONÓMICA, SOCIAL Y CULTURAL

La Habana como crisol cultural: arquitectura y sociedad en el puerto del imperio

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Su estructura urbana, fundamentada en la retícula renacentista de manzanas regulares, tuvo la capacidad de incorporar espacios significativos más allá de la tradicional plaza mayor. Entre estos espacios sobresale la Plaza conventual de San Francisco, que ofrece un ejemplo notable de cómo la arquitectura religiosa se articuló con la vida económica y portuaria de la ciudad.

Hibridación funcional de la plaza: espacio devocional asociado al convento, y a la vez punto de encuentro mercantil por su cercanía al puerto y a los almacenes de comercio. En otras palabras, la Plaza de San Francisco se convirtió en un verdadero nodo intermedio entre la ciudad religiosa y la ciudad comercial.

“Las otras plazas, llamadas conventuales por su ubicación frente a las iglesias de las órdenes religiosas, correspondían a un sentido de jerarquía secundaria dentro de la estructura urbana.”

Aberto Nicolini - (pág. 1093)

Plaza de Armas

Menciona que estos espacios conventuales complementaron la estructura básica de la cuadrícula, generando una jerarquía urbana policéntrica. 

En términos de traza urbana, se organizó a partir de la retícula cuadrada heredada de las ordenanzas del siglo XVI, con una plaza mayor central, pero también permitió la creación de plazas conventuales especializadas. La Plaza de San Francisco, ubicada próxima al muelle, no respondía a la centralidad estricta de la plaza mayor, sino que surgió de forma casi orgánica para atender las necesidades del tráfico marítimo y el intercambio de mercancías.

“Detrás de aquellos muros formidables y entristecedores aparecía un mundo de colores y de alegría [...] un caleidoscópica yuxtaposición de razas y matices étnicos”.

Julio Le Riverend - Transformación urbana en Cuba: La Habana

Este flujo mercantil atrajo una población heterogénea: marinos, comerciantes peninsulares, artesanos, esclavizados africanos y mestizos, que dieron origen a una diversidad social y cultural notable. El comercio generó no solo intercambio de productos, sino también de personas, lenguas, religiones y costumbres.

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Mapa 1691

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La Plaza de Armas, la Plaza Vieja y la Plaza de San Francisco se convirtieron en puntos neurálgicos de interacción social, donde se encontraban comerciantes peninsulares con criollos, africanos libres, artesanos y viajeros de otras colonias. La presencia de conventos y parroquias en torno a estas plazas consolidó el papel de la religión como elemento cohesionador, pero también como canal de integración cultural. La Iglesia no solo catequizó, sino que organizó festividades y rituales que articularon la vida colectiva, promoviendo un sincretismo que incorporó expresiones musicales, danzas y devociones de origen africano y popular.

Plaza de Armas, Litografía. Hipólito Garneray.

Joaquin Weiss - La Arquitectura Colonial Cubana

“La Habana aportó a esa convergencia natural una bahía de bolsa con un puerto muy seguro que protegía a las embarcaciones hispanas no sólo de las furias de las frecuentes tormentas tropicales, sino también de los ataques de las potencias rivales.”

Pérez Guzmán - Veracruz y La Habana

 Sintetiza que la propia geografía y la mano del hombre habían creado un espacio urbano orientado al comercio y la defensa, pero abierto a la circulación cultural.

A nivel arquitectónico, el intercambio cultural se reflejó en la variedad de estilos que coexistieron: construcciones religiosas de fuerte impronta barroca española, viviendas coloniales con elementos mudéjares y adaptaciones caribeñas (como los portales, los patios ventilados, las celosías para filtrar el sol). Incluso los materiales constructivos, como la piedra coralina, procedían del medio local, y demostraban la creatividad con que se combinaban técnicas peninsulares y saberes de origen africano e indígena.

2025 - GRUPO 4 - Martín y Victoria

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